Hace un año, nos encontrábamos en la elección más importante de México, no solo por cantidad de personas que votarían y los puestos de elección popular, sino por el número de demandas sociales acumuladas que reclamaban un cambio. Nadie puede negar que existió una coyuntura importante a nivel federal, donde los partidos hegemónicos no fueron capaces de aglutinar a sus bases para realizar un voto corporativo.
Sin embargo, Coyoacán fue la excepción.
A diferencia del resto de la República, la Alcaldía de Coyoacán eligió, al casi hoy extinto, Partido de la Revolución Democrática (PRD). La estructura clientelar de este partido logró rebasar por mucho, las fallidas estrategias de unidad de la principal fuerza de oposición: MORENA. Aunque fue notorio el abandono en que tuvo esta fuerza política a su candidata María Rojo, si viviéramos en un estado de legalidad, los abusos y la coerción hubieran sido sancionados, evitando que Manuel Negrete llegara al poder.
Pero la cuestión de evitar que llegará el PRD a Coyoacán, fue una acción de organización ciudadana, no partidista. Mientras las estructuras clientelares se debatían el territorio en número de votos, las víctimas de los abusos de poder pudimos documentar cómo se llevó a cabo el acarreo, la compra de voluntades y el hostigamiento.
Desde el gobierno de Mauricio Toledo, se conformó una estructura de poder digna de una dictadura. Cada calle de cada colonia, contiene una operadora u operador político, quienes se encargan de repartir dádivas y dinero a cambio de votos. Sin ningún control por parte de la contraloría o las instituciones anti-corrupción, en Coyoacán reina la impunidad, y se dan desde juguetes, mochilas o tablets, hasta programas sociales y se condiciona el acceso al agua potable. Todo el funcionamiento administrativo de nuestra alcaldía se rige por el clientelismo.
Con base en este contexto, el primero de julio del año pasado, nos dimos a la tarea de documentar los graves crímenes contra la democracia reportados en Coyoacán. Fue por demás evidente el fraude que se llevó a cabo, el acarreo, la compra de voluntades, la violencia y el hostigamiento para que Manuel Negrete fuera el triunfador y continuara el Toledato.
Todas las evidencias hicieron posible que el Tribunal Electoral de la Ciudad de México, manifestara la ilegalidad de las elecciones en nuestra Alcaldía. Sin embargo, el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, determinó que lo peor que se podría hacer era anular las elecciones. Para nosotros la única forma de hacer justicia era que el proceso se repitiera, donde evitáramos fraudes de tal magnitud.
Así a un año de haber ganado las elecciones Manuel Negrete “haiga sido como haiga sido”, tenemos un Coyoacán sin gobierno, más lleno de violencia y abusos. En nuestras calles reina un caos absoluto y el equipo administrativo que opera los programas sociales no tiene la capacidad para actuar de otra manera que no sea la clientelar.
El gobierno de Claudia Sheinbaum ha arropado a Manuel Negrete, a quien vemos en diferentes mitines con ella, pero esperamos que la intención de unificar poderes políticos no deje de lado la impunidad y corrupción que vivimos en nuestra demarcación. Los acuerdos de las elites administrativas, no borrarán la ola de impunidad que sigue viva en las calles de Coyoacán.
A un año del primero de julio que le dio el triunfo a López Obrador nosotros seguimos clamando justicia para Coyoacán y el fin de la corrupción que nos ha sumido en la violencia, la carencia y los abusos.
#JusiticaParaCoyoacán
Vecinos Unidos de Coyoacán.